El proceso de electrificación atraviesa todos los ejes de la sociedad y la vivienda, como eje de la vida personal, debe transformarse y estar preparada para esta transformación. De no hacerlo, se resigna a la obsolescencia prematura y sus consecuencias.
La instalación eléctrica, la base invisible
España es el segundo país europeo con más edificios construidos y dispone de un parque de más de 29 millones de habitantes. Sin embargo, aproximadamente 13 millones de ellos no disponen de una instalación eléctrica preparada y en condiciones. La cifra evidencia que hasta el momento ha sido frecuente obviar lo que no se ve: la instalación eléctrica. Este patrón es una asegurada condena a la obsolescencia prematura de las viviendas.
El futuro implica la incorporación de nuevas tecnologías eléctricas como la aerotermia, el autoconsumo energético, la iluminación inteligente, la movilidad eléctrica y los electrodomésticos conectados. Para su adopción es vital contar con una instalación eléctrica actualizada, algo que hoy en día 8 de cada 10 españoles desconoce, por lo que no incluyen su actualización en los procesos de rehabilitación de sus viviendas.
La tasa de rehabilitación del parque residencial español se encuentra en el 0,08%. El dato nos posiciona por detrás de otros países europeos como Francia, con un 2,01%, Alemania con un 1,49% o Italia, con un 0,77%. Cabe añadir el hecho de que el 42,9% de las viviendas españolas fueron construidas entre 1980 y 2006, lo que supone que son totalmente ineficientes desde el punto de vista energético.
Rehabilitar contando con la instalación eléctrica, una necesidad
La rehabilitación eléctrica es la columna vertebral de cualquier vivienda, por lo que a la hora de rehabilitar es imprescindible realizar un diagnóstico de su estado por parte de expertos. De su correcta actualización depende la calidad de la eficiencia energética, la sostenibilidad y la seguridad. Rehabilitar sin actualizar la instalación eléctrica es insuficiente y supone condenar el inmueble a un envejecimiento prematuro, además de una mayor factura de la energía y una evidente limitación en su revaloración y uso.
En la actualidad las Administraciones Públicas ofrecen diferentes ayudas a la ciudadanía para iniciar procesos de rehabilitación de sus viviendas. Los fondos de recuperación Next Generation de la Unión Europea han permitido movilizar un volumen de inversión sin precedentes, mientras que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España ha trazado una hoja de ruta en la modernización del parque inmobiliario. Las ayudas pueden llegar a cubrir hasta un 80% de los costes de ejecución del material de obra. Además, el Gobierno puede facilitar, parcialmente, la subvención de un informa técnico previo que permite al propietario conocer el potencial de mejora de uso de su edificio.
Un edificio rehabilitado y eléctricamente actualizado incrementa su valor en un 25% y consigue un ahorro de hasta el 80% en su gasto energético de calefacción. La transición energética de la sociedad ya ha empezado, y la vivienda no puede quedarse atrás en este necesario proceso hacia un consumo más sostenible.
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Fuente: OREVE
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