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Agenda de la Unión Europea para alcanzar una neutralidad climática y recuperación económica

Comunicación presentada al VII Congreso Edificios Energía Casi Nula  

Autores  

 Nicolás Bermejo Presa, Responsable Desarrollo Marketing Técnico y  Sostenibilidad, Saint-Gobain Placo, Isover 

 Raquel Diez, Equipo Técnico Proyectos, Green Building Council España,  GBCe 

 Esther Soriano Hoyuelos, Directora de Marketing, Saint-Gobain Placo,  Isover 

Resumen  

La Comisión Europea, ha reconocido que la hoja de ruta definida para toda la unión  con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática en el año 2050 es el driver más  potente que existe en la actualidad para impulsar la recuperación económica tras el  COVID-19. La comisión lleva trabajando muchos años en el desarrollo de estrategias  para alcanzar una neutralidad climática y respetar el medio ambiente en toda la  unión a través de diversos mecanismos y herramientas. A lo largo de este documento  se irá realizando un análisis de cada una de ellas comenzando por una exposición  de cuáles son las razones y motivaciones que han llevado a la Comisión Europea a  definir esta senda, pasando por cada uno de los mecanismos definidos en la  actualidad y su conexión con los mecanismos en España (desde la convención marco  de naciones unidas sobre cambio climático origen del protocolo de Kioto, pasando  por la directiva 2010/31/UE de eficiencia energética en los edificios, la Estrategia a  largo plazo para la Rehabilitación Energética en el Sector de la Edificación o el plan  Nacional Integrado de Energía y Clima entre otros). Esta comunicación, está basada  en el documento desarrollado por Green Buinding Council España “Agenda de la  Unión Europea para la edificación sostenible”. 

Palabras clave  

Edificación sostenible, PNIEC, Plan nacional de energía y clima, ERESEE, Estrategia de  Rehabilitación a largo plazo, Sostenibilidad, EPBD, Directiva de Eficiencia Energética,  Economía circular, Descarbonización, Transición energética. 

Antecedentes: Una necesidad fuera de toda duda

Cada año el planeta produce una serie de recursos que la humanidad va  consumiendo. El 1 de agosto del año pasado, la humanidad consumió todos los recursos que el planeta produce para un año lo que significa que se consume el equivalente a 1,7 planetas de media. Esto se conoce como DEUDA ECOLÓGICA. 


Esto quiere decir que los más de 7.600 millones de habitantes de la Tierra han consumido ya las reservas de todo el año, según datos de la organización internacional Global Footprint Network, encargada de medir el gasto de los recursos naturales en el mundo. Por ello, el balance total demuestra que la humanidad está en números rojos y tiene en su cuenta lo que se conoce como “deuda ecológica”, que se nota cada vez más con la pérdida de biodiversidad y la presencia de fenómenos meteorológicos cada vez más potentes y más frecuentes. 


En menos de 40 años (2013-2050) la población mundial crecerá de 7200 millones a 9600 millones de habitantes, un incremento equivalente a añadir nuevamente la población de China e India. Este crecimiento de la población mundial, se producirá exclusivamente en núcleos urbanos. En el año 2050 la población urbana superará a la que había en todo el planeta a principios de este siglo y para cubrir toda la demanda de esta nueva población, necesitaríamos el equivalente a 3 planetas:



Figura 1. Fuente WWF, Living Planet report, Infographic 2013.


Como es evidente que solamente tenemos un planeta con una capacidad limitada de absorción de los gases de efecto invernadero que emitimos y el resto de gases contaminantes y para satisfacer todas nuestras necesidades, debemos de cambiar nuestro concepto de desarrollo y de economía lineal y pasar a una economía circular focalizada en la sostenibilidad a lo largo de todo el ciclo de vida. Solamente mediante la desvinculación del crecimiento del consumo ilimitado de recursos garantizaremos la continuidad de la especie tal y como la conocemos hoy. De la misma manera, deberemos de cambiar nuestras fuentes actuales de consumo de energía y pasar a utilizar energías menos contaminantes. Por estas y otras razones, la comisión europea  lleva trabajando muchos años en el desarrollo de herramientas para la lucha contra  el cambio climático (descarbonización y transición energética) y la economía circular. 

El sector de la Edificación: actor clave para la resolución de los grandes retos de la  humanidad 

Siendo el sector de la edificación uno de los responsables de gran parte de los  impactos ambientales provocados, es igualmente cierto que este sector tiene el mayor  potencial de ayudar a resolver los grandes retos de sostenibilidad. 



Figura 2. Impactos ambientales generados por los edificios y datos ficha informativa  de la Comisión Europea "La directiva relativa a la eficiencia energética de los  edificios".

El sector de la edificación se convierte en un actor clave como parte de la solución  del problema para alcanzar la neutralidad climática marcada por la comisión  europea para el año 2050 ya que la mayoría de los edificios en 2050 ya existen en  la actualidad. De hecho, en Europa más del 94% de los edificios actuales seguirán en  pie en 2050, debido a que la tasa de demolición de los mismos es muy baja. La  mayoría de estos edificios son antiguos e ineficientes energéticamente, con más de  la mitad de ellos en las tres clases de energía más bajas (E, F y G). Además, los  edificios construidos en el pasado fueron diseñados para unas condiciones de vida  totalmente diferentes a las de hoy (digitalización, envejecimiento de la población,  etc.). 

Además, es clave para el bienestar de las personas, y no solo de forma directa. Si en  2012 los edificios hubiesen sido de clase energética A -la clase energética más alta la reducción en el pago de la factura energética en los años más duros de la crisis  hubiese permitido evitar los recortes en sanidad y educación, cuando nuestra balanza  de pagos estaba desequilibrada por nuestra fuerte dependencia energética del  exterior. Necesitamos un parque eficiente e independiente de los combustibles fósiles  para protegernos no solo a nosotros sino también a nuestro estado del bienestar.

Satisfacer las necesidades habitacionales de la nueva población nos obligará a una  transformación profunda del sector de la edificación acompañada de un cambio  global en todo nuestro sistema productivo aplicando principalmente tres estrategias: 

  • Eficiencia energética, que debe convertirse en la fuente energética  principal en el camino hacia el nuevo modelo 
  • Un cambio en nuestras fuentes de energía, descarbonizando nuestro  suministro actual, reduciendo el consumo de combustibles fósiles y  favoreciendo el uso de renovables que en 2050 deberían representar la  mayor parte de nuestro suministro 
  • La transición hacia una economía circular donde los edificios y  materiales puedan ser utilizados de forma infinita 
  • La Unión ha acordado nuevas normas en relación la Directiva relativa a la eficiencia  energética de los edificios con vistas a contribuir a abordar estas cuestiones, crear  oportunidades económicas en el sector de la construcción y mitigar la pobreza  energética. Los Estados miembros de la Unión deberán ahora preparar medidas  nacionales de actuación para alcanzar nuevos objetivos, tales como: 
  • Un plan de acción encaminado a lograr un parque inmobiliario de  emisiones nulas en la Unión de aquí a 2050, mediante la aplicación de  hojas de ruta nacionales para descarbonizar los edificios. 
  • Edificios más inteligentes, mediante el fomento de un mayor número de  sistemas de automatización y control para que funcionen de manera  más eficiente 
  • La electromovilidad en edificios, mediante el despliegue en ellos de las  infraestructuras de electromovilidad, como los puntos de recarga 
  • Más financiación y apoyo a la renovación, mediante la movilización de  financiación pública y privada e inversión para las actividades de  renovación, y mediante el impulso a estrategias de renovación de  edificios a largo plazo; 
  • La lucha contra la pobreza energética y la reducción de las facturas de  energía de los hogares, mediante la renovación y la mejora del  rendimiento energético de los edificios más antiguos 

Las directivas europeas: Herramientas y reflejo en la reglamentación española  

La Unión Europea ha definido entre sus prioridades ser neutral en carbono en el año  2050, para lo cual ha definido una clara senda de objetivos con hitos para disminuir  progresivamente las emisiones de C02 en una transformación hacia una economía baja en carbono prevista en la estrategia a largo plazo para 2050, lo que obliga a  los estados miembros a ir adaptado su marco legislativo para ir adaptándose a dicha  senda. En la siguiente figura se muestra dicho recorrido:


Figura 3. Mapa del contexto regulatorio de la edificación sostenible. Fuente: GBCe  “Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible.


  • Directiva de Eficiencia energética de los edificios (EPBD): es el principal instrumento legislativo de la Unión Europea destinado a promover la mejora del rendimiento energético de los edificios, siendo su primera versión del año 2002 inspirándose en el protocolo de Kioto que comprometía a la Unión europea y a todas sus partes a la definición de objetivos vinculantes de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Bajo esta directiva, se incluyeron por primera vez obligaciones para todos los estados miembros como la necesidad de definir un sistema de certificación energética de edificios (CEE), inspecciones periódicas de los sistemas de calefacción y refrigeración o requisitos mínimos de eficiencia energética en edificios que en España se traspusieron a través del CTE (2006), RITE (2007) Y CEE nuevos (2007).


Figura 4. Mapa 1 – Kyoto y la primera EPBD. Fuente: GBCe “Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible”.


  • Paquete Europeo de Energía. Cambio climático 2013-2020: con la aprobación en el 2008 de este paquete que incluye normativa vinculante definiendo los objetivos a 2020 sobre eficiencia energética, energías renovables y emisiones de GEI (20-20-20), dando lugar a que en el 2010 se refundiera la EPBD (2010/31/UE) donde se definía que todos los edificios deberían de ser de consumo de energía casi nulo (EECN) para diciembre de 2020, la obligatoriedad de informar sobre el certificado de eficiencia energética para todas las viviendas nuevas, vendidas o alquiladas, la mejora de las inspecciones de los sistemas de calefacción y refrigeración, etc, lo que se traspone en el CTE (2017), CEE nuevos y existentes (2013).
  • Directiva de eficiencia energética (EED): la directiva 2012/27/EU es un instrumento clave en el cual se establece la exigencia de la definición de las Estrategias de rehabilitación a largo plazo de edificios (ERESEE) mediante las cuales, los estados miembros deben de definir una estrategia de rehabilitación a largo plazo de los edificios existentes.

Figura 5. Mapa 2 – El Paquete europeo de energía y cambio climático 2013-2020. Fuente: GBCe “Agenda de la Unión Europea para la edificación sostenible”.

  • De la directiva de eficiencia energética emanan dos mecanismos que no podemos pasar por alto, uno de ellos es el Fondo nacional de eficiencia energética constituido en nuestro país por la ley 18/2014 en virtud del cual las empresas comercializadoras de gas y electricidad, a los operadores de productos petrolíferos al por mayor y a los operadores de gases licuados del petróleo al por mayor a realizar una contribución financiera anual a este fondo gestionado por el IDAE para la definición de medidas encaminadas a la eficiencia energética (formación, información, apoyo económico, etc) de todos los sectores incluido el de la edificación. El segundo mecanismo es el plan nacional de acción de eficiencia energética 2014-2020, que fueron sustituidos después por los planes nacionales integrados de energía y clima (PNIEC) el cual es un documento programático que define los objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de penetración de energías renovables y de eficiencia energética. Determina las líneas de actuación y la senda que, según los modelos utilizados, es la más adecuada y eficiente, maximizando las oportunidades y beneficios para la economía, el empleo, la salud y el medio ambiente; minimizando los costes y respetando las necesidades de adecuación a los sectores más  intensivos en CO2.
    • 23% de reducción de emisiones de GEI respecto a 1990 

    • 42% de renovables en el uso final de la energía 

    • 39.5% de mejora de eficiencia energética en la próxima década 

    • 74% de presencia de energías renovables en el sector eléctrico

Figura 6. Mapa 3 – El paquete de invierno, energía limpia para todos los  europeos. Fuente: GBCe “Agenda de la Unión Europea para la edificación  sostenible”.


La energía limpia para todos los europeos, conocida también como paquete de  invierno es un amplio conjunto de legislación en vigor a partir del año 2020 para  facilitar la transición energética en Europa y cumplir con los acuerdos de Paris para  reducir las emisiones de GEI. 


Neutralidad climática: Una ambición global  

El 28 de noviembre de 2018, la Comisión presentó su visión estratégica a largo plazo  para una economía próspera, moderna, competitiva y neutra desde el punto de vista  del clima de aquí a 2050.Para alcanzar esta neutralidad climática en el año 2050, el  sector de la edificación juega un papel determinante dado que los edificios son los  responsables del 40% del consumo energético y del 36% de las emisiones de CO2  en Europa. Sin la contribución del sector de la edificación, Europa no será capaz de  alcanzar la neutralidad climática y en especial la contribución de los edificios  existentes. 

Si realizamos un análisis del sector de la rehabilitación, es fácilmente observable que  en la actualidad a nivel europeo únicamente se está produciendo una rehabilitación  de edificios a una velocidad del 1% anual, con ahorros energéticos del 9% de media,  con unas políticas de ayudas que deberían de tener continuidad en el tiempo estando  acopladas unas con otras, con una mano de obra muy escasa y poco cualificada y  con una capacidad de financiación muy poco coordinada. 

Si queremos alcanzar la neutralidad climática en 2050, necesitamos una tasa de  rehabilitación del parque edificado equivalente al 3% anual con una mejora de la  eficiencia energética media del 75% en 2030 (ClimACT, 2018). 

La comisión Europea, ha reconocido que la hoja de ruta definida para toda la unión  para alcanzar la neutralidad climática en el año 2050 es el driver más potente que  existe en la actualidad para impulsar la recuperación económica tras el COVID-19.  La UE ha creado lo que se ha venido a denominar Instrumento de Recuperación como  un paquete de herramientas destinadas a dar una respuesta para abordar las  consecuencias económicas de la crisis COVID-19 alineada con los criterios de  sostenibilidad social y ambiental dentro del marco del pacto verde europeo. 

La primera prioridad de la política de recuperación económica de la Unión Europea  es lo que la Comisión ha llamado una “oleada de renovación inmobiliaria”, con un  presupuesto de inversión anual muy elevado, que será cubierto en una quinta parte  con financiación pública a través de fondos estructurales y del Banco Europeo de  Inversiones.

Como vector económico, la rehabilitación energética en edificios genera de forma  inmediata un volumen importante de puestos de trabajo (es España se crean entre  24 y 27 puestos de trabajo por cada millón de € invertidos en rehabilitación, con  empleos muy locales no deslocalizables al tiempo que reduce las emisiones y mejora  la calidad de vida de los ciudadanos. El plan de rehabilitación anunciado por el  Gobierno español antes de la pandemia contemplaba una previsión de actuación  sobre 1,2 millones de viviendas y la creación de entre 42.000 y 80.000 empleos cada  año hasta 2030 según lo recogido en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima  (PNIEC).



Sin nos fijamos en nuestros países vecinos similares al nuestro como Italia o Portugal,  el porcentaje de rehabilitación casi que dobla el nuestro. El potencial de la  rehabilitación urbana como motor económico es enorme ya que si fuéramos capaces  de alcanzar ese porcentaje, además de las mejoras en la calidad de vida de los  ciudadanos, el avance hacia la consecución de los objetivos de sostenibilidad  marcados, se crearían más de 400000 empleos y se incrementarían los ingresos de  la administración a través de la seguridad social y otros tipos impositivos con lo que  se podrían articular mecanismos para luchar contra la economía sumergida. Un  ejemplo de medidas es el ecobono lanzado en Italia. Se trata de un marco de  incentivación económica muy importante para la rehabilitación energética de  edificios puesto en marcha en Italia que permite recuperar el 70% del valor de la  obra en forma de deducción fiscal durante los 10 años posteriores a la ejecución de  la obra. El gobierno italiano está tratando de fomentar aún más este mecanismo a  raíz del COVID-19. 

  

Fuente: Construible.es

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